Entrevista a Adolfo Herrero, asegurado de Assistència Sanitària.

• La pandemia de COVID-19 ha llevado al mundo a una situación inédita de emergencia sanitaria. En los meses de marzo y abril, en plena curva ascendente de casos, se vivieron momentos difíciles en nuestro entorno. ¿Cómo empezó todo en su caso?

El día 1 de abril ingresé en el Hospital de Barcelona. Previo a ello, los cuatro días antes no me encontraba bien: no tenía apetito, no me podía tomar apenas un vaso de agua, tuve puntas de fiebre... Y a mí lo de ir al médico o al hospital me cuesta. Pero mi mujer y mi hijo insistieron, me metieron en el coche y me llevaron al Hospital de Barcelona.

• En 50 días el Hospital de Barcelona atendió a 600 pacientes de COVID-19 de Assistència Sanitària. ¿Cómo fueron sus primeros momentos después del ingreso?

Fue llegar a Urgencias y me llamaron al momento. Llegué que me costaba respirar y estaba mal y, como tampoco me gustan los hospitales, eso lo hizo todo un poco peor. De Urgencias me llevaron a la silla de ruedas y de la silla, al box. Allí empezaron a explicarme la medicación que me iban a dar y también me pusieron una vía para más medicación. En poco tiempo ya estaba en la habitación.

• Para poder hacer frente al elevado volumen de casos, el Hospital de Barcelona y Assistència Sanitària adoptaron algunas medidas, como la reprogramación de la actividad quirúrgica no urgente. De este modo, la capacidad de las instalaciones se incrementó y se pudo atender a todas las personas que requerían atención. ¿Cómo fue la estancia en el Hospital de Barcelona?

La habitación casi es como un hotel. Estuve muy bien, de maravilla. Las mañanas con sol y los atardeceres... Estuvo todo fantástico. El personal sanitario, sin comentarios. Cada dos horas venían a hacerme pruebas. Por la mañana, el personal de limpieza con una sonrisa. También las enfermeras y el doctor. Aunque los veía poco, porque iban muy protegidos. Fue realmente una experiencia súper agradable, dentro de lo que es estar en un hospital y de la gravedad de la situación.

• Desde su punto de vista, ¿qué más destacaría de la atención recibida?

Lo mío es la restauración y, como llevo el restaurante de toda la vida de la familia, para mí la comida es importante. Siempre se ha escuchado lo mal que se come en los hospitales... Pues no: en el Hospital de Barcelona se come muy bien. A mí, la comida del Hospital de Barcelona me ayudó a recuperar el olfato y el gusto. Menos dos días en los que se repitió la sopa de pistones, todo estuvo genial. La carne, el pescado... A pesar de ser un hospital, un lugar en el cual se cocina para mucha gente, de verdad que fue fantástico. Aprovecho para felicitar al chef de cocina y todo su equipo.

• Y a los equipos médicos y asistenciales, ¿qué mensaje les querría dar?

No tengo palabras para expresar el agradecimiento que siento. En uno de los momentos más difíciles de la vida de cualquier persona, en medio de una crisis sanitaria mundial, consiguieron que estuviese como en casa, me sentí muy bien. Y al resto de asegurados y aseguradas de Assistència Sanitària les diría que, cuando no os encontréis bien, cuando veáis que os falta algo cosa que hace que no estéis bien, id al hospital. Y si es el Hospital de Barcelona, ​​mucho mejor.

• Y ahora, ¿qué?

En casa, ya recuperado, volviendo poco a poco a la vida normal y con el convencimiento de que he sido afortunado de superar la COVID-19 y haber sido atendido de la mejor manera posible. ¡Gracias!