A raíz de la situación de emergencia sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus, con fuerte incidencia desde el pasado mes de marzo, Assistència Sanitària tomó una serie de decisiones para ajustar y optimizar su actividad de acuerdo con las necesidades actuales de la población asegurada, del sistema de salud del país y del conjunto de la ciudadanía. Como organización formada por profesionales sanitarios, sigue prestando servicios plenos a las personas porque, ahora más que nunca, cobra pleno sentido el juramento hipocrático de prestar atención a quien lo necesite.

La respuesta ante un contexto que cambia muy rápidamente pide actuaciones firmes y diligentes, por esta razón Assistència Sanitària implantó medidas especiales para seguir proporcionando de forma dinámica la mejor atención a la población. En este sentido, puso en marcha un protocolo específico abierto al conjunto de la población –asegurada o no de la entidad– con atención telefónica gratuita COVID-19 (que recibió alrededor de 6.000 llamadas), aprobó la flexibilización del pago de recibos para personas con caídas de ingresos como consecuencia del coronavirus, reprogramó acciones no estratégicas y ha reforzado el apoyo comunicativo a la población asegurada, entre otros. Los servicios domiciliarios de Assistència Sanitària han seguido funcionando con recursos de telemedicina.

Como todos los equipos de la organización son necesarios para hacer frente a la pandemia, para hacerlo con la máxima seguridad Assistència Sanitària se ha comprometido a mantener los puestos de trabajo sanitarios y personal administrativo, promover el teletrabajo y ampliar la plantilla médica y de enfermería. Además, se adhirió al fondo sectorial de 38 millones de euros para proteger a los sanitarios que en todo el estado español se enfrentan a la COVID-19, con la premisa de proteger con las máximas garantías a quienes cuidan de las personas anteponiendo su propia vida. Asimismo, se ha desarrollado un programa de colaboración para el mantenimiento de las consultas médicas dañadas por la inactividad, preservando su condición de servicio esencial de la sociedad. Desde el primer momento, retribuyó los honorarios médicos de la atención telemática a los pacientes, como medida excepcional durante la época de confinamiento y de cierre de las consultas médicas. Además, para paliar su impacto y favorecer la recuperación, se agilizan los plazos de liquidación de las prestaciones realizadas y la concesión de anticipos con cargo a la actividad futura y se han establecido complementos COVID-19 y seguros de salud para autónomos.

El Hospital de Barcelona, ​​centro de referencia de Assistència Sanitària, incrementó su capacidad instalada, amplió la UCI con 3 nuevos espacios y reorganizó su actividad, manteniendo con normalidad la cirugía urgente y oncológica y suspendiendo –de forma temporal durante el pico de la pandemia– toda la cirugía programada, incluida la ambulatoria. También la actividad obstétrica y de neonatología tuvieron continuidad. Así, pudo atender en 50 días a cerca de 600 pacientes de COVID-19 de Assistència Sanitària. Además, asumió cirugía oncológica y urgente del Parc de Salut Mar y enfermos críticos de coronavirus de otros centros públicos.

Siguiendo la previsión epidemiológica, con el objetivo primero de ofrecer la mejor atención médica al conjunto de la población, Assistència Sanitària está en constante interlocución y cooperación con el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya y con el resto de autoridades sanitarias del país. De este modo, contribuye a articular la atención a las personas que presentan síntomas o conviven con otras personas afectadas por el coronavirus y se erige como mecanismo adicional para evitar el colapso de los recursos sanitarios públicos.